03 San Esteban de Gormaz - Sigüenza

  03 San Esteban de Gormaz - Sigüenza

Domingo 18 de Junio de 2021
3ª Etapa. San Esteban de Gormaz - Sigüenza
Distancia: 137 Km
Desnivel: 1.777 m
Tiempo pedaleo: 8h 33min
Hora Salida: 07.45h
Hora Llegada: 19.30h
Media: 16,1 Km/h

Después de descansar muy bien, madrugo para salir temprano y tratar de evitar las horas en las que el sol castiga, así que tras un suculento desayuno sólo son las 7 de la mañana cuando ya estoy en marcha.
El comienzo de la etapa es realmente bonito y entretenido, por entretenidos senderos y caminos que discurren junto al río Duero. 
Abandono la compañía del Duero para dirigirme hacia Alcubilla del Marqués donde encuentro una curiosa estatua del Cid.
Alcubilla del Marqués
Desde que dejé atrás el Duero el camino va en ascenso, aunque sin excesiva dificultad. Después de Alcubilla se llega hasta la Autovía del Duero (A-11) para luego, por la carretera N-122, ya cuesta abajo, alcanzar la bellísima localidad de El Burgo de Osma. 
El Burgo de Osma
Todavía es muy temprano, poco más de las 8 de la mañana, por lo que las calles están prácticamente desiertas. 
El Burgo de Osma. Plaza de la Catedral
El Burgo de Osma. Puente, murallas y Catedral de la Asunción
A penas llego a entrar en el pueblo para continuar por la vera del río Ucero atravesando su bonito parque.
El Burgo de Osma
Con la compañía del río y de algunos madrugadores que han salido de paseo me dirijo hacía el la garganta del río Ucero donde se encuentra el Castillo del Burgo de Osma.
Puente y Castillo de Osma

Justo en frente del Castillo, al otro lado de la garganta que ha formado el río Ucero, vemos la Atalaya árabe de Uxama. 
Atalaya de Uxama
La atalaya está construida en las inmediaciones de la ciudad celtíbero-romana de Uxama Argaela, de la que apenas quedan restos. 
Continúo por el cómodo paseo dejando atrás Osma para ir a encontrarme nuevamente con el río Duero unos kilómetros más adelante.
Antes de llegar al Duero cruzo las vías abandonadas de la antigua línea Valladolid-Ariza, que tampoco lleva tanto tiempo abandonada ya que estuvo activa hasta 1994.
Antiguas vías de la línea Valladolid-Ariza
Tras cruzar las vías del tren me toca atravesar una inmensa finca de manzanos justo antes de cruzar el Duero.
Río Duero
Tras cruzar el Duero vivo la experiencia desagradable que, por desgracia, me toca vivir en todas las rutas largas que realizo, y es el encuentro con algún perro suelto y cabreado. Al llegar al pueblo abandonado de Navapalos, donde quiero detenerme a ver su atalaya árabe, veo a una chica con 3 perros, dos mastines y un galgo. Por lo que veo de lejos el galgo está suelto, pero parece que los dos mastines los lleva atados. Sin embargo, al paso junto a ellos un mastín, que no lo llevaba atado, comienza a seguirme ladrando como un poseso. Trato de acelerar pero lo único que consigo es que el perro se cabree más y por más que corro no consigo dejarlo atrás. Tras algo así como unos interminables500 metros el perro se me lanza y muerde, no se si la rueda trasera o las alforjas, pero casi me tira de la bici. Al llegar al cruce con la carretera SO-1601 el mastín se detiene y vuelve hacia Navapalos. Y un poco más adelante, al dejar la carretera y cruzar el puente sobre el Arroyo Valdines, y tras asegurarme de que el perro no me ha seguido, me detengo, todavía con el susto encima, a tomar un respiro, ya que el calentón que me he llevado y el esfuerzo que me ha requerido han sido grandes.
Tras recuperarme y acordarme de toda la familia de la dueña de los perros, continúo ruta subiendo un pequeño puerto desde donde tengo unas magníficas vistas de Navapalos, donde no he podido pararme.
Navapalos
Tras el sofocón sigo por la carretera SO-4228 y llego a Vildé done paro a avituallarme de agua, algo que hago prácticamente en cada pueblo por el que paso. 
Vildé. Iglesia de la Virgen de las Angustias
Sigo por la misma carretera hasta volverme a encontrar con el Duero bajo el impresionante Castillo de Gormaz. El castillo de Gormaz es la fortaleza más antigua y más grande de Europa, con una muralla de 1.200 m de contorno, 18 torres y 400 m de longitud. Ocupa la cresta de un cerro desde el que se domina una gran extensión de tierra en la margen derecha del río Duero.
Gormaz. Puente fortificado
Para llegar al Castillo hay que cruzar el Duero por el puente fortificado. La verdad que cuando uno lo atraviesa se le cae el alma al suelo al comprobar el estado de abandono en el que se encuentra tan impresionante puente y la importancia que tuvo en la historia de la zona. En España seguimos sin ser conscientes de la historia que tenemos y todavía menos de como mantenerla y promoverla, que pena!!!
Castillo de Gormaz
Después de esta mezcla de magia y desolación continúo la marcha todavía pensando en lo poco que se cuida la historia en este país. Enseguida se llega a Recuerda, y desviándome un poco de la ruta se pueden contemplas las antiguas bodegas.
Recuerda. Bodegas
A pesar de recorrer caminos de parcelarias el recorrido no es muy cómo por lo arenoso de los mismos que ralentizan la marcha. La siguiente parada la hago en la iglesia de San Martín de Aguilera, a donde llego tras superar una cuesta con una fuerte pendiente mientras me animan los feligreses que a esa hora acuden a misa. 
Aguilera. Iglesia de San Martín
No tardo mucho en llegar a Berlanga de Duero, donde pararé para comer y callejear por esta bonita localidad a la que accedo por la puerta de Aguilera.
Berlanga de Duero. Puerta de Aguilera


Berlanga de Duero. Colegiata de Santa María del Mercado

Palacio de los Marqueses de Berlanga
Castillo de Berlanga
Por un rápido camino que discurre paralelo al río Escalote alcanzo Caltojar sin hacer parada más que para fotografiar su ermita.
Caltojar. Ermita Nuestra Señora de la Soleda
Al dejar atrás Caltojar y abandonar la carretera SO-152 se divisan en la lejanía los restos de la Atalaya musulmana de la Ojaraca, que servía de vigilancia del Valle del Escalote, mientras el camino se endurece con la subida al cerro.
Atalaya de la Ojaraca
Un poco más adelante nos encontramos otra atalaya mejor conservada, la Atalaya de Tiñón de Almanzor. Nos encontramos en la conocida como ruta de las atalayas, en la que se pueden seguir los restos de estos torreones que los musulmanes utilizaban para vigilar el territorio y comunicarse, con espejos durante el día y antorchas por la noche.
Atalaya de Tiñon de Almanzor
No sin esfuerzo ya que el camino va en cuesta arriba, llego a una de las poblaciones que más me han impresionado de todo el camino, Rello. En primer lugar porque no lo tenía identificado con un lugar de especial importancia y en segundo lugar porque me parece un pueblo anclado en el medievo, que todavía no ha sido restaurado pero que, sin embargo, tampoco se encuentra en muy mal estado.
Rello
Abandono Rello con sed porque se me ha olvidado reponer agua y decido no volver atrás y seguir hasta el siguiente pueblo, con la esperanza de que no se encuentre a mucha distancia. Así que racionando el agua y unos 10 km más tarde llego a Barcones, donde me detengo en su bar para reponer líquido.
Barcones. Iglesia de San Miguel
Tras un descanso y una conversación con los jóvenes del pueblo que me preguntan cuantos kilómetros llevo y alucinan cuando les digo desde donde vengo y que ya llevo 90 km, retomo mi camino con un poco de pereza. 
Enseguida dejo atrás la pereza cuando empiezo a subir una buena cuesta que me lleva a un bonito encinar por donde es todo un placer andar en bicicleta.
Es en este bonito paraje donde se cruza la frontera y de Soria pasamos a Guadalajara. Tras una rápida bajada, dejar atrás el encinar y meterme de nuevo en campos de cereal llego a Bochones.
Bochones. Iglesia de San Juan
Conforme me voy acercando a Atienza empiezo a encontrarme falto de fuerzas en parte por ver el alto al que tengo que llegar para alcanzar Atienza, aunque al final no era tan duro como parecía desde la distancia.

Atienza
Al salir de Atienza se abandona el asfalto a la altura del rollo de justicia que se encuentra en un cruce de caminos.
Atienza. Rollo de justicia
El perfil hasta Sigüenza parece descendente pero la realidad es que es bastante rompepiernas aunque de gran belleza. La verdad es que en este tramo voy sufriendo por la falta de fuerzas y disfrutando a partes iguales.
A estas alturas estoy un poco desubicado, no sé si por el cansancio o por la espectacularidad del paisaje conforme me voy acercando a Santamera.
Santamera
Tras la espectacularidad del cañón que forma el río salado el paisaje se abre en campos de cultivo cuando atravieso Olmeda de Jadraque. A la salida del pueblo me encuentro unas bonitas salinas.
Salinas de la Olmeda
El camino ahora es muy cómodo porque se hace por carretera mientras me voy acercando al pueblo fortificado de Palazuelos. Se trata de otro pueblo de cuento de hadas, dominado por su castillo y donde a uno de la sensación de haberse detenido el tiempo hace algunos siglos, de no ser por los coches que hay por todos lados.
Palazuelos
En la plaza de Palazuelos hago parada bajo una arboleda para comer algo, descansar y recuperar las fuerzas suficientes para llegar al final de la etapa. Se nota que es domingo por la tarde porque veo a mucha gente recogiendo los bártulos, cerrando sus casas de pueblo y dirigirse a la ciudad para pasar la semana. 
Tras reanudar la marcha no tardo mucho en llegar al final de esta etapa, Sigüenza. Una ciudad que no conocía y bien merece la pena una escapada por la cantidad de rincones de gran belleza que tiene. Busco albergue junto al Castillo, donde sólo encuentro a otros dos huéspedes, aunque ninguno de ellos está haciendo el Camino del Cid. Tras una reconfortante ducha salgo a descubrir Sigüenza y sobre todo a cenar en condiciones para recuperar las fuerzas que he perdido en el día de hoy.
Sigüenza
Sigüenza. Catedral de Santa María
Sigënza. Castillo
Sigüenza